Va transcurriendo el tiempo y me voy dando cuenta las complejidades que traspasan al individuo, cada caso de deserción escolar es único, con una multiplicidad de factores que lo desencadenan. El vínculo entre la fundación y el club, nos da la posibilidad de detectar factores como la falta de apoyo familiar, las dificultades de aprendizaje, la violencia y la falta de motivación de oportunidades para las juventudes, entre otras, estos obstáculos muchas veces impiden que los jóvenes completen su educación.
Sin embargo, también voy siendo testigo de la increíble capacidad de resiliencia y potencial que poseen las personas y que, en muchos casos, esa tenacidad de reponerse a las adversidades es adoptada del deporte. Junto a un gran equipo que está comprometido con la educación, trabajadores sociales, psicólogos y voluntarios, hemos decidido brindar apoyo y oportunidades a estos jóvenes, por tal motivo, estamos planificando estrategias dentro del club que nos permitan mejorar el bienestar físico, emocional, cognitivo y deportivo de las juventudes que han decidido abandonar los estudios.
Juntos, hemos realizado un diagnóstico de situación real, donde las voces involucradas tuvieran un espacio para transmitir sus deseos de progreso y la importancia del rol que cumple la educación en sus vidas familiares. A modo de estrategia, estamos pensando programas de tutoría para aquellas juventudes que adeudan materias o que están transitando momentos complejos familiares y que se les dificulta encontrar un horario adecuado para el estudio, talleres de desarrollo de habilidades para la vida y servicios de salud mental, entre otras iniciativas.
No obstante, queda un largo camino por recorrer. Los recursos en muchas oportunidades son limitados, las barreras sistémicas persisten y creo que la pandemia ha exacerbado las desigualdades educativas. A pesar de los desafíos, me siento profundamente motivado por la determinación del club El Porvenir y sus integrantes en darle espacio a la educación en un ámbito donde muchas veces el deseo de ser campeón le gana a la educación, no es una decisión común. Esta lucha que hemos emprendido nos lleva a tener perseverancia y a mantener vivo el deseo de que un futuro mejor para nuestras juventudes es posible a través de la educación.
Mi experiencia en este campo de la docencia me ha enseñado que la lucha contra la deserción escolar es una tarea compleja que requiere un enfoque multifacético. Por tal motivo, es fundamental abordar las causas fundamentales del abandono, que van más allá del ámbito educativo, el deporte nos brinda la oportunidad de trabajar en colaboración con todos los actores involucrados en pos de crear espacios de crecimiento personal y colectivo más equitativos e inclusivos.
Invito a todas las familias del club y de la comunidad a unirse a esta lucha. Se necesita el apoyo de toda la sociedad para garantizar que las juventudes tengan acceso a la educación y a las herramientas necesarias para alcanzar el éxito en la vida.
Juntos podemos construir un futuro donde la deserción escolar y la falta de oportunidades sea cosa del pasado.
Martín Pereyra.